Y no había luz… ¡Y la luz se hizo!

Por Israel Ramírez Hernández

En el principio eran los cantos de los grillos… y la oscuridad. Brisas gentiles besaban las caras y provocaban las manos a levantar alerta y les motivaban a investigar. No había nada. No había sucio, ni materia tangible que encontrar para explicar el cosquilleo en las orejas, el picor repentino en los ojos, los olores húmedos o la sensación del vacío en la boca. Y no había luz. Sin embargo, tampoco había desesperación para que se encendiera una vela o una linterna. Se sentaron a escuchar, allá en un rincón del ombligo pelú de Orocovis, a que las luciérnagas comenzaran a brillar y les mostraran el camino a las ideas de sus cabezas. Y poco a poco… ¡se hizo la luz!

Yussef Soto y Yari Helfeld en el espacio del Taller Teatro «Y No Había Luz»
Yussef Soto y Yari Helfeld en el espacio del Taller Teatro «Y No Había Luz»

Todo comenzó con dos niñas que vivían en el campo de Orocovis. Sus padres las educaron en su casa — asunto peligroso y navaja de doble filo en aquellos tiempos — en donde tuvieron la beatitud de forjar en ellas un conocimiento que sobrepasaba lo genérico. Yari y Nami Helfeld fueron educadas dentro de un hogar que abrazaba, consumía y formaba arte. Junto a su otra hermana, Yari y Nami formaron un grupo musical nombrado «Las Doncellas de Borinquén» — producido por su padre — el cual se volvió en un ícono cultural en el archipiélago puertorriqueño. Participaron en festivales, certámenes y puestas en escena donde crearon fanaticada y apreciación nacional.

Luego del divorcio de sus padres, las hermanas Helfeld se movieron a «la ciudad», entiéndase San Juan, ciudad capital. Ahí, junto a su madre, exploraron todas las artes, principalmente el teatro. Fue entonces que la semilla del amor al arte fecundó en ellas una pasión por exponer historias, por reflejar sus pensamientos e investigar este arte tan prestigioso. Todas crecieron y al llegar el momento en escoger su educación superior no hubo dudas. Estudiarían teatro en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras y desde ahí formarían parte de varios grupos y colectivos, entre ellos el teatro rodante de la UPRRP, los jóvenes del 98 — donde Yari nos comenta se le brindó una plataforma mayor para poder expresarse — y varios grupos de música y danza.

Sin embargo, a la misma vez que transcurrían las vidas dinámicas de las hermanas Helfeld, en otra parte de Puerto Rico había un niño que, sin saberlo, conocería a sus súper estrellas y, junto a ellas y otras personas muy talentosas, formaría un colectivo teatral en 2005 llamado «Y No Había Luz». Yussef Sotodesde pequeño creció con la vena artística. Admiraba por sobretodo a su madre, quien ejerció por más de treinta años el magisterio y esto le inspiró a apuntar por esta profesión en definitiva y más adelante decidiría su especialización. Y es que, aunque en sus años escolares su mayor enfoque fue el deporte, siempre tuvo en perspectiva que quería hacer teatro. Es por ello que cuando llegó a la UPRRP optó por estudiar teatro y comenzó ahí su desarrollo actoral.

En la UPRRP se conocieron Yussef Soto, las Helfeld, Francisco Iglesias, Pedro Iván Bonilla y Carlos Torres y juntos y juntas crearon «Y No Había Luz». En sus inicios el grupo fue inscrito por Francisco, Julio y Yussef con la finalidad de ofrecer un taller en Caimito, San Juan, Puerto Rico; sin embargo, luego se unieron los demás integrantes progresivamente. El colectivo se volvió en el proyecto de vida de cada uno y esto les ayudó a apreciar el rol de las artes en la educación y transformación social.

El colectivo «Y No Había Luz»
El colectivo «Y No Había Luz»

Ya creado el colectivo se enfrentaron con varios problemas, entre ellos — y los más importante — la imposición del mercado y la censura pública. El grupo aspiraba a exponer sus narrativas, sus ideas y sus pensamientos. Aspiraban a publicar al mundo lo que querían sin las ataduras que el mercado asignaba compulsoriamente. Su mirada, como grupo de autogestión, estaba fija en la autenticidad. Igualmente la censura de aquellos tiempos — y aún la que se vive hoy día — amenazaba con limitar la creatividad de sus pensares. En entrevista nos comentaron que sí hubo miedo, que sí hubo inseguridad y que también hubo dudas. A pesar de estos sentimientos, ellos no se dejaron vencer. Tenazmente comenzaron a crear, de manera auténtica, original y fiel a lo que ellos creían, narrativas y puestas en escena que abordaban temas que podían ser tabú, temas que se creían demasiado complicados y temas que también eran pasados por alto. A partir de esos momentos ellos se cimentaron como la voz del pueblo.

Ya dieciséis años han transcurrido desde que el colectivo se formó. Comenza-ron con cinco integrantes, pero eventualmente se convirtieron en siete. Al principio el grupo creaba únicamente puestas en escena, pero progresivamente fueron expandiendo sus invenciones. Desde talleres, técnicas diversas de actuación, mercancía y hasta libros, «Y No Había Luz» conquistó todas las plataformas que se les abrieron para poder educar al pueblo y hacer de su proyecto de vida algo memorable. Ellos removieron las barreras entre el acto y su público y extendieron su alcance hasta desarrollar un camino para que otros puedan abrirse paso. Fueron militantes de su propia causa y han hecho partícipes al pueblo que les dio la luz.

Una de las luchas más importantes en las que han tomado parte es la aclamada huelga por el clima. A partir del liderato por la activista medioambiental de Suecia, Greta Thunberg, han tomado las iniciativas para, cada viernes, hacerse escuchar a fin de que el pueblo y el gobierno tomen acción en favor del planeta. No solamente crean pancartas, asisten a protestas y realizan comunicados en las redes sociales en apoyo a estos ideales, el colectivo también se ha comprometido con los ODS de la ONU. ¿En qué aspecto? Sus máscaras, títeres, escenografías y utilería, entre otras creaciones del colectivo, son productos de material reciclable y reusable, minimizando el exceso de creación de basura y desperdicios inorgánicos.

Actualmente buscan un espacio propio para poder continuar con sus gestas culturales y sociales. Aunque agradecidos por donde están localizados, anhelan tener un espacio que les provea mayores libertades. En entrevista nos comentaron que esperan que alguna de las instituciones a las que han extendido peticiones atienda esta necesidad y les brinden alguno de los cientos de espacios abandonados en la ciudad capital para que ellos puedan hacer de ese espacio un ambiente personal. Mientras este sueño se convierte en tangible, ellos han desarrollado una diversa gama de mercancía para poder sustentar su arte y gesta creativa. Dentro de su mercancía tienen camisas, llaveros, barajas, «stickers», libretas y libros, entre otras cosas. Cuentan con diseños únicos y representativos de su colectivo que garantizan ser útiles y geniales.

«Y no había luz» paulatinamente ha ido soltando las luciérnagas por medio de sus intervenciones artísticas. Más de una década de trabajo les han probado que, aunque el progreso sea lento, ciertamente les acerca más al objetivo. Ellos no conocen límites para sus aspiraciones, ¡incluso ya cuentan con una colaboración con la famosísima marca Vans “Of The Wall”! En conversaciones les preguntamos: «¿Qué nos estarán trayendo próximamente?» ¿Sus respuestas? «¡Manténganse al pendiente!» Si tú, al igual que yo, no puedes contener el sentimiento abrupto del deseo de saber más de este colectivo, te invito a que revises sus diversas plataformas digitales en instagram facebookyoutubespotifyEtsy y Linktree como Y No Había Luz para que te mantengas al tanto de todos sus movimientos dentro y fuera del escenario.

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